El agua al ser un compuesto líquido es funcional para muchas cadenas o familias químicas que requieran de fluidos para su disposición, ya sea para emplearlo científicamente en la creación de sustancias o en la comercialización de líquidos industriales como limpiadores, bebidas, o aceites.
Los disolventes son sustancias que se han diluido de otra mayor. Es decir, son el resultado de combinaciones entre fluidos como el agua y el sodio para formar un componente que no solamente sea manejable o combinable sino también funcional. Puesto que a partir de él se realizarán mezclas que servirán para la fabricación de materiales.
Importancia del agua como disolvente
Principalmente el agua es importante en esta composición ya que sin ella no existiría lo que se conoce como disolvente. Su principal elemento de creación es el agua para formarse la sustancia. Si estuviese involucrado otro elemento no se presentaría como solvente (sustancia disuelta) y se mostraría como gas o sólido.
No solamente la intervención del agua pura, sino también la cantidad que amerita para que sea efectiva la composición.
¿Para qué sirve?
En la producción de medicamentos cuya presentación sea líquida.
Aquí se anexa la intervención artificial que permite la transformación de líquidos en componentes sólidos, por lo que, también en medicamentos que se presenten como pastillas, pomadas, o hasta en la fabricación de gomas se encuentran los disolventes.
En barnices y pinturas.
Esto se da mediante la combinación de elementos desde la formación básica del disolvente por medio del agua, hasta la integración de sustancias naturales o químicas que permitan el cambio de color y el fortalecimiento en densidad del solvente.
Se considera esto como materia prima que luego se le añadirán texturas u olores para ser comercializados.
En la extracción de aceites naturales.
Ya que el agua se puede mezclar con sustancias no tóxicas como los aceites de árboles para la fabricación de barnices ecológicos obteniendo así un disolvente natural.