La galactosa es un azúcar que se encuentra en el organismo. Es denominado “azúcar funcional” para los seres vivos, puesto que integra nutrientes que favorecerán la dinámica digestiva del hígado. Este elemento trabaja armónicamente con la glucosa.
La galactosa se ubica en el hígado, sustancia que mezclada con los carbonos y la glucosa que integra la sangre, potencian el funcionamiento de esta parte del organismo, la cual es capaz de absorber -además de almacenar- los nutrientes de los alimentos ingeridos.
Importancia de la galactosa
La galactosa se encuentra muy presente en los lácteos, debido a que proviene del consumo de la lactosa, que es la azúcar presente en la leche de los mamíferos.
Al ser un azúcar, ofrece componentes que aumentan la energía en el organismo, así como densidad en la combinación con otros elementos. Lo mismo ocurre con los animales, siendo un componente natural ubicado en el hígado.
La galactosa cuando se consume en proporciones mayores provenientes de los alimentos, puede causar daños crónicos en el hígado. Dermatológicamente se ha analizado este azúcar como acelerador del envejecimiento.
La galactosa es considerada peligrosa cuando se aumenta su dosis ingiriéndola exageradamente de forma externa a través de lácteos, puesto que su toxicidad interna en el organismo, causa a su vez daños físicos.
Su toxicidad ocurre cuando se ingiere de forma externa por medio de lácteos, que al estar combinado con más ingredientes, pueden causar oxidación del hígado de forma lenta lo que puede resultar en deshidratación o en mayor grado, la diabetes.
¿Para qué sirve la galactosa?
En bioquímica la galactosa se analiza en los procesos metabólicos.
La característica de este azúcar es la buena funcionalidad que realiza, combinado con otros azucares, así como con carbonos que existen en el organismo y sustancias como la sangre, la cual amerita de la intervención del azúcar para alcanzar niveles óptimos de energía.